1 de diciembre de 1994, Estado de Chiapas, san Cristóbal de
las casas, México.
Un grupo de indígenas armados intenta ocupar 7 cabeceras
municipales el mismo día en que entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio
de América del Norte (TLC), durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.
(Es lo que dicen los periódicos y medios)...
Estoy oculto en una tienda a las afueras del palacio
municipal de San Cristóbal.
A las 0:30 de la madrugada del día de año nuevo de 1994 una
multitud de indígenas encapuchados y armados atacan, sin declaración previa, la
población de San Cristóbal de las Casas. Un grupo se dirigió a las oficinas de
la Coordinación de la Procuraduría de Justicia del Estado en la Zona Altos,
donde hirieron de cinco disparos en las piernas a un policía judicial. Una vez
tomado el edificio, los insurgentes rompieron los ventanales, y procedieron a
amontonar en la sala de espera muebles, archivos y otros objetos, prendiéndoles
fuego, calcinándolo todo.
Corrí rápido hacia las afueras del municipio, lejos de estos
hechos...
Solo llevo conmigo un cuaderno, una pluma, cigarrillos y un
mechero. No sé qué hacer, las cosas están muy tensas, ya van varias casas a las
que llamo la puerta, pero nadie salió para darme asilo. Salgo corriendo rápido
de la zona de conflicto y pronto llegue a las afueras sin darme cuenta de
cuánto tiempo corrí.
A lo lejos alcanzo a ver una choza...
Cruzando las partes traseras de las casas que aún hay voy
hacia allá para refugiarme, mientras voy caminando logro escuchar aun el combate
de la plaza, aproximadamente vi llegar entre 800 y 1000 insurgentes, pero las
fuerzas del gobierno son menos numerosas, así que no debe durar mucho el
combate...
Estoy a unos 30 metros de la choza y alguien parece venir a
galope en su caballo, parece dirigirse al combate?! no, quien sería tan
imprudente como para hacer eso.
Debo advertirle!.
Levanto las manos y las ondeo para advertirle que se
detenga, le grito, Paré! paré!. Pero sigue sin disminuir su velocidad.
Estará sordo o ciego, me pregunto.
Cuando por fin empieza a bajar la velocidad y se acerca más
y más a mí, mi cuerpo empieza a temblar de frio, tal vez sea por la tención de
lo que he presenciado, o por el hecho de estar tan solo y en un lugar tan
oscuro y abandonado. Sin excluir el miedo que me provoca ese extraño que viene
a mí en su caballo.
Estaba cubierto por una capa negra aunque se distinguía que
Llevaba un pasa montañas, chaleco, botas militares un rifle y un machete en el
costado del caballo que era un poco extraño, tenía un tono rojizo muy peculiar,
debe ser algún miembro del EZLN pensé: parecía un guerrillero a simple vista,
pero... - porque no está halla?, se supondría que debería estar halla y no
hacer caso a mis advertencias.
Cuando lo tengo enfrente le digo -buenas noches, disculpe
que lo haya detenido...
Con una voz ronca y lenta se limita a responder.
-no te preocupes, solo vengo a ver cómo van las cosas y
saber que necesitas.
No parecía indígena, ni tenia acento de los lugareños,
hablaba de una manera muy fluida, seguro es algún extranjero contratado por los
insurrectos.
-las cosas están muy feas hacia halla, le digo tratando de conservar la calma.
-de eso se trata, Me dice sin preocupación.
-si de eso se trata que haces aquí?, no deberías ayudarles?.
Le digo con un tono más curioso.
-yo solo estoy marchando alrededor del lugar, dando ánimos y
inspirando cada ser que se encuentra en combate.
-entonces eres un oficial? o comandante del ataque? o un
simple animador?
-ni una ni otra, pero a la vez, todas. Él me contesta
Me confunde mucho este extraño, pero es la única compañía
que he tenido desde que empezó esto, lo mejor será pedir que me acompañe a la
choza, así al menos tendré con quien charlar y ayuda por si se ponen peor las
cosas...
-seguirás marchando? le pregunto
-falta poco para que me vaya, las cosas seguirán después de
hoy y aún tengo otros asuntos lejos de aquí, porque preguntas?. Me contesta
-pienso ir a esa choza a refugiarme de todo esto, quieres
acompañarme? Le digo
-sí, sería bueno descansar un rato. Él contesta
Bajo de su caballo y ambos fuimos el resto del camino hacia
la choza sin mediar palabras.
Al llegar por fin no
me daba un buen presentimiento, la choza era muy tétrica, tenía las ventanas
rotas, muchas manchas negras en toda la fachada, como si hubiera habido un
incendio y alguien se hubiera olvidado de su existencia, mientras yo me detuve
a observar la choza aquel sujeto amarro
su extraño caballo a un árbol y pasando entre las ramas y agachando la cabeza
entro, pues en la parte superior de la puerta había una biga suelta y no se
podía entrar bien.
En el lugar había varias rocas hubo un momento de silencio
cuando entre, pero fue corrompido por una nueva balacera, yo me puse pecho
tierra, pero aquel jinete solo se limitó a sentarse y a beber un poco de whiskey
que traía en uno de los bolsillos de su chaleco.
Me ofreció un poco y acepte el gesto, después de ese trago
todo volvió a ser silencio…
De repente me pregunto.
-tu qué haces aquí? No pareces lugareño
A lo que yo le respondo, -no, vine solo de paso, soy
fotógrafo
Me interrumpe y dice -viniste a la selva a sacar fotos?
Me sorprendió que lo dedujera, pero era algo que se podía
adivinar en este estado hay mucha diversidad y no sería raro que la gente,
periodistas o fotógrafos vengan a sacar fotos.-si, a eso vine, aunque deje
mi equipo en el hotel, solo tengo en
este momento un cuaderno y algo con que anotar.
-suena interesante, pero eso de apreciar la selva no es lo
mío, me dijo eso con un tono sarcástico, supongo que a pesar de la situación
está agarrando rápido confianza.
Estuvimos hablando de mi casi 30 minutos, hasta que le
pregunte qué es lo que él hacía… después de eso el aire en la choza se volvió
pesado y tenso, como si lo hubiera incomodado demasiado.
-No te gustaría saber a fondo lo que hago, me dijo sonando
un poco siniestro.
-porqué? Le pregunte indagando más, tenía mucha curiosidad
acerca de él.
Entonces abrió uno de los bolsillos de su chaleco, saco una
especie de libro pequeño y arranco una hoja y me dijo,-no te gustara saber
esto, solo te pido que mires esta página cuando yo haya partido de aquí.
-de acuerdo, le contesto sin antes pensar el porqué de su
petición.
Después de unos 5 minutos de estar en silencio me dice.
-Debo irme ya, dando un suspiro.
-está bien, que tengas suerte, contesto mientras enciendo un
cigarrillo.
En menos de 5 segundos que voltee la mirada hacia la página
arrancada él ya se había ido y su caballo no estaba y el clima de la choza
volvió a ser tranquilo. Apague mi cigarrillo y abrí la página, estaba sintiendo
de nuevo escalofrió y las manos empezaban a entumirse, en un parpadeo ya estaba
abierta la página.
Era una hoja delgada, en la parte de la izquierda venia una
cita de la biblia, "Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser
viviente que decía: "Ven". Entonces salió otro caballo, rojo; al que
lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran
unos a otros; se le dio una espada grande."
Apocalipsis. 6,3-42
En la parte derecha venia una ilustración muy tenebrosa, que
me helo de pies a cabeza, 4 jinetes el del caballo rojo al frente con un rostro
cubierto y unos ojos punzantes que parecían verme, vino como rayo a mi mente la
imagen del extraño que me estuvo acompañando y me dio más miedo, pensar que
pude haber estado con un mensajero del infierno, entonces se escuchó un
estruendo afuera de la choza, era aquel jinete y su caballo afuera dando
vueltas como si estuviera a punto de ir a batalla, al caballo lo reflejo más y
más la luz de la luna y daba más miedo aquel
tono rojo de su pelo, y el jinete. Era como ver a un espectro danzando
por la noche de alegría. Cada vez que daba una vuelta la balacera y el ruido
subían desde el municipio de san Cristóbal.
Será este el segundo
jinete?, pensé.
Después como si mis
piernas pensaran solas Salí corriendo por una de las ventanas, cuando estaba a
punto de salir el caballo relincho y como si una bala me hubiera atravesado
sentí un dolor fuerte en el corazón y caí tendido en el piso pero antes de
perder el conocimiento por un golpe en la cabeza que me di al caer. Aquel
jinete empezó a reír y se fue del lugar a galope, dejando con él un olor
putrefacto y azufre combinado, las hierbas y plantas de los alrededores
perdieron su brillo y quedaron calcinadas.
No cabía duda, estuve en compañía de un espectro. O el miedo
y la situación me jugaron una mala broma?...
Desperté en la mañana y ya había un puñado de personas
caminando por ese camino, unos niños que iban jugando por ahí me encontraron y
fue cuando llegaron algunos lugareños y me llevaron a un hospital. Le dije al
doctor que me quede ahí huyendo del desastre de la noche anterior.
Dijo que hubo un pequeño incendio, o eso mostraban las
señales del camino y la choza, tuve suerte de no ser alcanzado por el fuego me
dijo.
Salí como si nada del hospital, mire hacia la plaza y
estaban levantando cuerpos y algunos estaban limpiando la sangre del piso, los
heridos estaban en fila agonizando y dos camiones pasaron frente a mí con varios
cadáveres, tanto de insurgentes como algunos policías y militares.
La noche anterior sin duda fue horrorosa, no creo poder
olvidar lo que he vivido aquí…
Entonces recordé de
repente lo que aquel extraño me dijo " las cosas seguirán después de
hoy"… y mis esperanzas de que todo esto se acabara se fueron, recordé
también otra cita "habrá guerras y rumores de guerras", entonces me
di cuenta de que no importa en donde me oculte, en todos lados habrá sembrada
una pizca de muerte y destrucción.
Autor: José Alfonso A.R (jaar46)